jeudi 30 août 2012

Otra flotilla por la libertad para Cuba




Los intentos de romper los bloqueos desde el mar presentan límites que no pueden superarse fácilmente, como lo mostró el fracaso de la flotilla de Gaza el 31 de mayo del 2010. Recordemos que esta decidida acción provocó un fuerte impacto mediático, pero que en nada resolvió los problemas de los interesados en Palestina, que siguen encerrados, excepto por los pocos días que Egipto abrió la frontera y pudo circular libremente la ayuda humanitaria.
Que organizaciones sin fines de lucro formadas por seres humanos, unidos espontáneamente con un objetivo preciso, estén aumentando cada día en todos los países  donde se les permite hacerlo, es una evidencia que no se ha valorado suficientemente en su justa medida. Los resultados obtenidos por las más conocidas en materia de derechos humanos, esconden una multitud de iniciativas que cada día avanzan y obtienen resultados espectaculares, mostrando la capacidad de los seres humanos de influir en su medio, sin la necesidad de un líder que coordine sus acciones.
El avance de las ideas democráticas por el mundo trae implícita la evidencia de que los seres humanos, no sólo podemos, sino que estamos obligados a organizarnos para defender nuestros intereses particulares. Esta conciencia no ha surgido sola, es el fruto del desarrollo de la socialdemocracia, del individualismo y del triunfo del sistema capitalista de producción y no es posible sin la liberación sincera de la iniciativa individual. Esta realidad indiscutible desde el punto de vista teórico, es la base ideológica misma con la que se sustenta el aumento de las actividades no gubernamentales; financiadas por sus propios miembros o por donativos de otras personas, que creen igualmente en su capacidad real de cambiar el mundo al margen de las políticas oficiales. La urgencia que se observa en este sentido, obedece igualmente al hecho comprobado de la impotencia de los organismos internacionales institucionalizados al final de la Segunda Guerra Mundial, demasiado grandes, monolíticos, manipulados o desacreditados; pero igualmente por la presencia de un mundo unipolar liderado por los Estados Unidos, cuya política por definición globalizante no puede ser sustentada por todos los habitantes del planeta.
En este sentido de inscribe el deseo de la Asociación Autonomía Concertada para Cuba, que pretende llevar por mar, desde un país de América Central, el 1° de enero de 2014 una urna electoral con el objetivo de organizar un plebiscito en el Puerto de La Habana.
La llegada de Fidel Castro al poder en 1959 impuso sin concertación popular un régimen dictatorial que, con el paso de los años ha ido perdiendo toda credibilidad a nivel internacional y nacional. El proyecto revolucionario, iniciado a mediados del siglo pasado, ha terminado sirviendo a los intereses de una élite gubernamental que se afianza en el poder, negando brutalmente a sus ciudadanos la capacidad de pronunciarse a favor o en contra de la continuidad de un tal sistema. Sólo recordemos que la familia Castro rige el destino del país desde hace más de medio siglo y que bajo su dirección jamás se han organizado elecciones libres, ni favorecido otras ideas que las suyas. El descalabro político y económico del castrismo es evidente, nadie en su sano juicio podría negarlo o justificarlo. Los argumentos avanzados por el régimen para continuar amordazando a la población, como la hostilidad de los Estados Unidos, han dejado de funcionar, dejando al descubierto sus propias contradicciones insalvables.
El fracaso del Proyecto Varela, así como el de todos los intentos de organización individual desde dentro de Cuba, abortados por la brutal represión de un sistema dictatorial sin escrúpulos, muestra que una iniciativa exterior, semejante a la que se organizó para romper el bloqueo de Gaza sería más que bienvenida.
Si el gobierno de los hermanos Castro está seguro de tener la razón y del apoyo conque cuenta dentro de Cuba, debería ayudarnos sin reparos con esta diligencia, que mostraría de manera transparente al mundo entero que la isla no es una hacienda, ni sus ciudadanos esclavos, rehenes de la voluntad de un caudillo o de sus seguidores.

ACC, 30 de agosto de 2012.

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