jeudi 3 juillet 2014

Los nietos de España


Rafael Núñez Huesca


Al margen del recurrente y secular Iberismo, surgen de un tiempo a esta parte movimientos en las antiguas regiones españolas del Caribe orientados a volver a los brazos de la Madre Patria. Surgen en las redes sociales y luego se apagan. Ocurrió con una iniciativa dispuesta a hacer de Cuba la decimoctava Comunidad Autónoma y vuelve ahora, con más fuerza, eso sí, desde Puerto Rico.

Responde al nombre de "Movimiento de Reunificación de Puerto Rico con España (MRE)" y en pocos meses han hecho el ruido suficiente como para atraer una considerable atención mediática. Durante el presente mes de julio celebrarán la primera asamblea y nombrarán un Consejo Insular que quizá acabe siendo un partido político. Pasos que no alcanzó a dar el movimiento hermano de Cuba. El siguiente estadio será concertar una cita con el Consulado de España y después acudir al Tribunal de La Haya para que se invalide –ahí es nada- el tratado por el que España cedió Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Están convencidos de que varios puntos de aquél tratado no fueron legítimos (alegan, entre otras cosas, que no se consultó al Parlamento Autónomo de Puerto Rico) y existiría por tanto recorrido legal.

Resulta inconcebible que esto le ocurra a una vieja nación como España, exhausta de pensarse una y otra vez, de preguntarse si existe o es, como dijo Ortega, un remolino de polvo en el camino de la Historia después de que un gran pueblo haya pasado al galope. Algunos aquí queriendo dejar de ser lo que siempre fueron y otros allá anhelando volver a ser lo que alguna vez fueron. Paradojas de la historia y sus endiablados duendes. Cubanos y puertorriqueños quieren derogar el Tratado de París que separó a "los españoles de ambos hemisferios", a decir de la Constitución de Cádiz, y que al mismo tiempo auspició los actualísimos separatismos vasco y catalán. Fin del Imperio de ultramar, principio de la fragmentación peninsular. Aquella maldita guerra del 98 y su mala digestión.

Pero si todo esto de los movimientos reunificadores americanos acabará por cristalizar en una propuesta política de amplio consenso y carácter oficial (algo, reconozcámoslo, poco probable) volveríamos a tropezar con la misma piedra noventayochista. Los ánimos anexionistas se verían probablemente bloqueados por los ánimos secesionistas de algunas regiones españolas actuales. Porque, ¿cómo mantener el discurso de que España es una nación de fronteras inmutables y al mismo tiempo ampliar el Estado (¿también la nación?) a dos islas en el Caribe?, ¿no habíamos quedado en que no abriríamos ese melón?, ¿podemos modificar España para ampliarla pero no para achicarla?

Sea como fuere, no existen precedentes en los que una colonia retorne voluntariamente a su metrópoli. No ha ocurrido y no ocurrirá, a pesar del entusiasmo de algunos, del que yo mismo participo. Reconforta en cualquier caso comprobar como, después de tanto tiempo, los nietos aún se acurdan de España.

Incluso más que algunos hijos.

1 commentaire:

  1. "no existen precedentes en los que una colonia retorne voluntariamente a su metrópoli". > Recientemente, un territorio arrebatado al Imperio otomano y repoblado por rusos, Crimea, decidió por referéndum popular separarse de Ucrania, a la que fue anexada por capricho de un dictador comunista, y volver a unirse con la tierra que le dio forma tal y como hoy es: Rusia. este podría ser un antecedente bien cercano que lo que podría suceder en Puerto Rico.

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