dimanche 5 mai 2013

No va bien el turismo


ECONOMÍA, DDC

No va bien el turismo


(ABSOLUTCARIBE.COM)
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El primer trimestre del año, considerado temporada alta, ha sufrido un descenso del 0,5% con respecto al año pasado.

No son buenas las perspectivas del turismo en Cuba en 2013. Los últimos datos oficiales proporcionados por la Oficina Nacional de Estadística, ONE, relativos a los tres primeros meses del año, muestran un descenso del 0,5% en términos acumulados con respecto al año anterior.
En el mes de marzo es cierto que llegaron a la Isla 354.000 turistas, unos 4.000 más que en el mismo mes del año anterior, pero el descalabro sufrido en febrero, con un descenso relativo de casi un 3%, y el estancamiento previo de enero, provocan esta reducción en el acumulado del trimestre.
Los datos, objetivamente, no son buenos y deberían preocupar a las autoridades del ramo.
¿La razón? La perspectiva de la dinámica del turismo en la Isla muestra la existencia de una marcada estacionalidad en los tres primeros meses del año, en los que se concentra lo que los expertos denominan la "temporada alta". Si se analiza el perfil mensual de la llegada de turistas a la Isla en los últimos cinco años, se observa que en el primer trimestre se acelera la entrada, para mostrar un descenso posterior que se extiende prácticamente hasta septiembre, ocupando los meses centrales del año en los que el turismo internacional se mueve hacia otros destinos. A partir de septiembre, la llegada de turistas a la Isla vuelve a registrar un aumento, pero sin alcanzar los niveles del primer trimestre.
Esto quiere decir que en el período del año en que crece con más intensidad la actividad turística en la Isla, este año 2013 se ha producido un descenso del 0,5% que va a pesar sobre los resultados del conjunto del ejercicio si la cosa no mejora.
¿Qué ha sucedido para que el turismo registre este deficiente comportamiento que tropieza con las expectativas de las autoridades castristas de finales del pasado año? La respuesta se podría situar en la perspectiva de una inadecuada política turística, pero hay mucho más.
Los datos ofrecidos por la ONE permiten observar que se están produciendo cambios muy relevantes en la composición de los viajeros procedentes de las distintas zonas del planeta.
En una perspectiva temporal, dos son las principales zonas de emisión de turistas a la Isla. Así, por ejemplo, en el año 2006, los turistas procedentes de Europa eran prácticamente los mismos que los que tenían su origen en los países de América. Una diferencia de apenas 100.000 distanciaba los dos principales mercados de emisión.
Seis años después, y sobre todo, con la información del primer trimestre de 2013, los viajeros europeos han experimentado una notable disminución en términos absolutos y relativos. De los 1.014.000 que llegaron en 2006, se ha descendido de forma muy importante hasta los 852.000 en 2012. Esto significa que de un 45% del total, han pasado a suponer un 31% y en el primer trimestre, apenas representan un 30%. Esta tendencia se puede calificar como alarmante, porque perder en tan poco tiempo más de 300.000 turistas anuales, o el equivalente a un 30% del total registrado en 2006 no se puede explicar solamente en términos de la crisis económica que sacude a los países europeos, donde subsisten importantes diferencias entre las distintas economías. Y lo que es evidente: el crecimiento del mercado de América es el que está sosteniendo los débiles crecimientos del turismo en la Isla, con una notable concentración de los mercados de procedencia, que en el caso concreto de Canadá se ha dejado sentir de forma muy notable en este primer trimestre, representando solamente los turistas de este país un 48% del total.
Cualquier política turística que se precie de acertada debe tratar de diversificar la procedencia de los viajeros. Las tendencias en los mercados se deben anticipar para adoptar las decisiones adecuadas para captar los que proceden de otros. No es buena una excesiva dependencia de una sola zona, porque puede acarrear graves problemas. En ese sentido, la posición de partida en 2006, con una distribución bastante equiparada entre América y Europa parecía mucho más favorable que la actual, que esconde no pocas amenazas.
Las autoridades, ya que las empresas privadas tienen poca capacidad para hacerlo de forma efectiva e independiente, deberían investigar cuál es la razón que explica que canadienses, mexicanos o chilenos se conviertan en los principales países de emisión de turistas a la Isla, en tanto que españoles, italianos, franceses, británicos, incluso Rusia, hayan dejado de interesarse en el producto turístico que ofrece la llamada "revolución".
Tal vez, la respuesta sea muy sencilla, y reside en que una vez que se ha viajado al "paraíso de los Castro", deja de tener interés el retorno. Ahí puede estar el problema. Mientras los destinos turísticos consolidados del Caribe, Cancún, República Dominicana, incluso Jamaica, registran tasas de repetición elevadas de los turistas, a Cuba se viaja una vez o a lo sumo dos, y no se repite.
Sería conveniente que las autoridades traten de buscar una explicación a este fenómeno que está provocando una reducción sistemática en la procedencia de viajeros de los principales mercados turísticos del mundo. Porque sería una lástima que el producto turístico de la Isla entre en crisis antes de haber alcanzado una etapa de desarrollo.

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