samedi 28 juin 2014

Cuba una vez más sobre la burocracia y sus efectos perniciosos

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Por: Rolando López del Amo

Leyendo la información publicada en el periódicoGranma de hoy, 23 de junio de 2014, la pregunta que surge no es qué anda mal en el panorama económico cubano, sino qué anda bien. Mientras sigamos buscando excusas en el clima y el bloqueo creo que no saldremos adelante. O bien nuestras políticas no son correctas o los encargados de aplicarlas no lo hacen bien.

La política de poner a producir las tierras ociosas es, a todas luces, justa y correcta. Pero, ¿por qué todavía hay un millón de hectáreas ociosas? ¿Por qué no se cumplen los planes agrícolas? ¿Por qué no se cumplen los planes de producción de azúcar? Ni hemos tenido ciclones, ni inundaciones, ni sequía, de modo que no se puede aceptar como excusa las siempre repetidas justificaciones asociadas a las condiciones climatológicas. Todos sabemos que las causas son organizativas, humanas. Trabas en la venta de suministros, trabas en la comercialización de los productos, en los medios de transportación, etc.etc.



Y este ejemplo se puede extender, con las adecuaciones a las características de cada sector productivo a las demás ramas de la economía.

La demora en la descarga de buques, ¿es culpa del clima?, ¿del bloqueo yanqui?

El lentísimo paso de los centros de servicios minoristas a formas no estatales de producción, las limitaciones al trabajo por cuenta propia, ¿de quién dependen?

Mientras trate de justificarse todo y eludir las responsabilidades personales o estructurales no lograremos avanzar.

El fantasma de la corrupción ronda la economía cubana, la producción y los servicios. La impunidad lo acompaña. ¿Por qué? Por el descontrol y por la realidad objetiva de que el salario apenas alcanza para una sobrevivencia angustiosa. Buscar excusas falsas sería lo que en una ocasión el compañero Ramón Castro, siempre trabajador ejemplar, calificó como “matarnos a mentirazos”.

No acabamos de liberar a nuestras fuerzas productivas. Una intrincada atadura burocrática, hecha con fuertes nudos marineros y finas telas de araña obstruye el proceso.

En un artículo publicado en el mes de mayo de 1949 en Monthly Review que me envió un colega hace años, el sabio Albert Einstein criticaba el capitalismo y daba una mirada acogedora al socialismo, pero conservaba una duda. Cito:
Estoy convencido de que hay solamente un camino para eliminar estos graves
males: el establecimiento de una economía socialista, acompañado por un
sistema educativo orientado hacia metas sociales. En una economía así, los
medios de producción son poseídos por la sociedad y utilizados de una
forma planificada. Una economía planificada que ajuste la producción a las
necesidades de la comunidad, distribuiría el trabajo a realizar entre
todos los capacitados para trabajar y garantizaría un sustento a cada
hombre, mujer, y niño. La educación del individuo, además de promover sus
propias capacidades naturales, procuraría desarrollar en él un sentido de
la responsabilidad para sus compañeros-hombres en lugar de la
glorificación del poder y del éxito que se da en nuestra sociedad actual.
Sin embargo, es necesario recordar que una economía planificada no es
todavía socialismo. Una economía planificada puede estar acompañada de la
completa esclavitud del individuo. La realización del socialismo requiere
solucionar algunos problemas sociopolíticos extremadamente difíciles:
¿cómo es posible, con una centralización de gran envergadura del poder
político y económico, evitar que la burocracia llegue a ser todopoderosa y
arrogante? ¿Cómo pueden estar protegidos los derechos del individuo y cómo
asegurar un contrapeso democrático al poder de la burocracia?

Desde los primeros tiempos del triunfo revolucionario el compañero Fidel estuvo preocupado por el fenómeno del burocratismo y predicó el combate permanente contra ese mal. El burocratismo es un estilo de trabajo y de dirección. Tomás Gutiérrez Alea nos dejó aquella deliciosa película titulada La muerte de un burócratauna sátira muy bien hecha contra el burocratismo. Sin embargo, a pesar de ello, nuestra burocracia se mantiene incólume y procurando siempre crecer y complicar las cosas.

Rusia es el país más extenso del mundo con casi el doble de territorio que China y los EEUU. Cuando era la URSS, su extensión era muchísimo mayor pues incluía una quincena de repúblicas que hoy son independientes. Pero nuestro pequeño archipiélago de unos 112,000 kilómetros cuadrados trató de asemejarse al gigante que aún hoy ocupa más de 17 millones y medio de kilómetros cuadrados. De seis provincias hemos pasado a 15 y un municipio especial. No nos bastó con tener ministros y creamos los viceprimeros ministros o vicepresidentes del Consejo de Ministros. Y digo creamos, no utilizando un plural de modestia y mucho menos mayestático, sino porque como revolucionario cubano me siento responsabilizado con lo que hemos hecho bien y mal.

Estamos en el año 56 de nuestra experiencia revolucionaria y no podemos continuar cometiendo los mismos errores ni ofreciendo las mismas justificaciones. Se impone un cambio de mentalidad, de actitud, de estructuras y de personas para lograr el sueño colectivo de un socialismo próspero y sostenible. El tiempo biológico de la dirección política histórica de la revolución cubana se agota inexorablemente. El imperialismo acecha y afila garras. No hay un minuto que perder. Hacer -está comprobado- es la mejor manera de decir.

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