mardi 23 septembre 2014

Unos 7.000 maestros dejaron la enseñanza durante el último curso escolar

El salario insuficiente, el exceso de burocracia, el escaso reconocimiento social o la incomprensión familiar son algunos de los argumentos expuestos.


El éxodo de maestros de las aulas, principalmente hacia otros sectores mejor remunerados, es uno de los problemas que enfrenta el sistema educativo en la Isla, donde 6.938 docentes causaron baja en el pasado curso 2013-2014, según datos oficiales publicados en el semanario oficial Trabajadores.

Ese problema, presente desde hace varios años en el sector, "no solo impide la total cobertura sino que incide en la calidad del proceso educativo", informa EFE.

El salario insuficiente, el exceso de burocracia, el escaso reconocimiento social o la incomprensión familiar son algunos de los argumentos expuestos como razones para abandonar la profesión citados en el artículo.

El secretario general del sindicato de la Educación, Ismael Drullet, precisó que el fenómeno resulta "muy complejo" porque, en su opinión,"no se comporta de la misma manera en todos los territorios, ni tiene las mismas causas".

"Hay provincias más amenazadas que otras y ello guarda relación con el propio desarrollo socioeconómico. El maestro es un profesional preparado, disciplinado y siempre está tentado a abandonar la escuela para desempeñar otras funciones", señaló, al tiempo que reconoció que el personal "está afectado" en el aspecto económico.

Sobre el problema de la permanencia del personal docente, la directora de un centro escolar en la provincia de Cienfuegos, Maileny Quintana, consideró que la cobertura no se mantiene estable por "la falta de responsabilidad y, tal vez por el asedio de otros sectores que ofertan mejor salario, incluso vestuario".

"No hay que olvidar que en estos momentos la situación económica es determinante", dijo, y también señaló que "el burocratismo es de los factores que más incide de manera negativa. Otra cosa es el excesivo papeleo, y el plan de clases que en ocasiones es muy riguroso".

Cuba abrió el curso escolar 2014-2015 el pasado 1 de septiembre con casi dos millones de estudiantes en 10.366 escuelas y cerca de 172.000 maestros, el 93,1 por ciento de la plantilla requerida que es de 183,100, es decir, faltan más de 10.800 docentes, según datos del Ministerio de Educación.

lundi 22 septembre 2014

¿Quién compra casas en Cuba?

LA HABANA, Cuba.- Gran mito de la “revolución“ cubana el que todos en la isla tienen acceso a una vivienda digna. Mito poco hablado, poco debatido y poco analizado. ¿Qué tiene que hacer un cubano para comprarse una casa? ¿Cuánto cuesta una casa en Cuba? ¿Qué pasa con el cubano que no tiene casa? ¿Quiénes compran?
Nuestra burbuja inmobiliaria
En el 2011, el decreto ley 288 eliminó la prohibición de la compraventa de casas en Cuba. Desde entonces, el mercado inmobiliario se ha disparado al igual que los precios, creando una burbuja inmobiliaria en medio de un país con un caos salarial.
Antes, los cubanos debían acudir a vías ilegales para vender una propiedad. La más común era un falso matrimonio con divorcio exprés para donar legalmente la propiedad vendida, y que todo quedara en regla. Ahora, aunque las vías legales se han flexibilizado, siguen existiendo irregularidades y la misma especulación.
Según estudio minucioso que hicimos de cómo se mueve el mercado inmobiliario en La Habana, una casa o apartamento promedio en condiciones medianamente decentes, no cuesta menos de 150,000 dólares. Se pueden encontrar propiedades desde 10,000 hasta 2 millones de dólares. Para vender una casa, sólo se necesita pagar al Gobierno previamente el impuesto del 4% del valor declarado y en un notario con todos los papeles en regla se puede efectuar la compraventa.
El gran problema radica en que el Estado valora las casas a un bajo precio en pesos cubanos (sin paridad al dólar), en dependencia de la zona y los metros cuadrados, y este valor es el que se declara y simbólicamente se hace la transferencia de propiedad. Luego, debajo del mantel, se cobra lo que verdaderamente cuesta la casa en pesos convertibles o dólares.
El Gobierno no permite que los bancos (todos estatales) hagan préstamos con el fin de comprar una propiedad. Por lo tanto, no existe el crédito ni la hipoteca; las casas se compran en efectivo y se paga la totalidad del precio al momento de la compra. Aquí es donde nace la propaganda oficial que dice que “Cuba es el único país en el mundo donde no existe la crisis hipotecaria“.
Pero… ¿Quién compra?
El salario promedio en Cuba, según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), es de 18 dólares al mes. En teoría, un cubano tendría que reunir 694 años de salario íntegro para poder pagar una casa en La Habana.
Sin embargo, los cubanos emigrados (en su gran mayoría en La Florida), están enviando dinero a la familia en la isla para comprar propiedades.
-Muchos están viniendo de Miami a comprar en Cuba, incluso, la semana pasada atendí a uno que volvió para comprar la misma casa que el Gobierno le decomisó cuando se fue definitivo del país-, contaba María Antonia, abogada de vivienda en Habana Vieja.
No existe una persona en Cuba que con su salario pueda comprarse una casa.
Otro potencial comprador es el turista que adquiere una vivienda en Cuba poniendo la propiedad a nombre de un cubano de confianza. Aunque es muy común esta práctica, no existe ningún espacio legal que proteja los derechos de los foráneos.
-Se están vendiendo muchas casas de las que fueron decomisadas a sus dueños originales a principios de la década del 60 por Fidel Castro. Sus nuevos dueños hoy se están haciendo ricos-, Contaba Maria Antonia
¿Quién vende?
La mayor parte de las personas que venden sus viviendas lo hacen para ganar algún dinero y mudarse a alguna más chica. Otros las venden antes de emigrar definitivamente de Cuba. Algo que se está viendo frecuentemente en la actualidad, es al damnificado por huracán o derrumbe que recibe del Gobierno un apartamento de bajo costo y lo vende, para así tener algo de dinero o poder emigrar.
Este negocio no se detiene, a pesar de la crisis económica que afecta a Cuba. Cada día se venden muchas casas y el precio tiende a todo menos a bajar. Grandes sumas de dinero en efectivo son manejadas en la isla; pero como decíamos arriba: esto sólo sucede en la burbuja. La inmensa mayoría de los cubanos ni siquiera han considerado alguna vez la posibilidad de comprarse una casa.
-Aquí vivimos nueve personas: mi marido, mis dos hijos, mi padre, mi suegra, el hermano de mi suegra y un tío mío con su mujer-, explica Yanelis sobre su apartamento de 40 metros cuadrados, de un solar en Centro Habana.
Es muy común ver viviendo en tan poco espacio a tanta gente. Esto se debe al déficit de vivienda que existe y a los altos índices de inmigración proveniente de otras provincias. En una casa donde normalmente deberían vivir dos personas, hoy viven hasta 15.
Muchos familiares de otras provincias vienen a La Habana a intentar mejorar su nivel de vida, pero aquí son considerados “ilegales“ y no tienen derecho de trabajar, estudiar o residir. Al ser identificados por la policía, son multados y deportados a sus respectivos lugares, para “evitar el crecimiento poblacional desproporcionado“, según explica la ley.
Comprarse una casa en Cuba es un sueño para la población trabajadora y un privilegio para la nueva clase pudiente que está naciendo gracias a la comunidad exiliada cubana. Las extremas diferencias sociales cada vez son más crudas y se alejan a paso acelerado de cualquier doctrina política remotamente parecida al socialismo.

samedi 20 septembre 2014

Cuba proyecta paso gradual de la gastronomía estatal a gestión privada

Se asignaría a los particulares "un papel protagónico", indicó la viceministra de Comercio Interior. Con buen servicio y oferta, privados "han arrinconado" a los establecimientos estatales.

El gobierno cubano planea transferir gradualmente los servicios gastronómicos del país a la gestión privada, asignándole a esta "un papel protagónico", indicaron el jueves directivos del sector.

Pastelería Bianchini, La Habana Vieja

En la actualidad está bajo administración estatal el 68 por ciento de los establecimientos gastronómicos del país, y solo el 11 por ciento de un  universo de 11.000 unidades son gestionadas por "trabajadores por cuenta propia", trascendió durante un foro regional sobre calidad e inocuidad de los alimentos que se desarrolla en La Habana.

La viceministra de Comercio Interior, Ada Chávez, que es citada por medios oficiales, explicó a los delegados al congreso la nueva política aprobada por el gobierno para extender en todo el país la gestión de la gastronomía a formas no estatales (privadas).

Subrayó que al aplicar la nueva política se mantendrá la propiedad estatal sobre medios fundamentales de producción como los inmuebles, aunque los equipos, útiles y herramientas podrán ser arrendados o vendidos.

Entre los propósitos de las modificaciones la funcionaria citó el rescate de los servicios que representan tradiciones en instalaciones emblemáticas, así como también la cultura culinaria típica de cada región.

Cuba cuenta en la actualidad 8.984 unidades gastronómicas administradas por empresas estatales, 2.769 adscritas al sistema de turismo, 1.261 arrendadas por trabajadores autónomos y 215 cooperativas.

El número de trabajadores del sector privado en la isla alcanzó al cierre de julio pasado los 471.085, distribuidos entre 201 oficios autorizados, según datos oficiales.

Un vendedor de "pan con lechón".
Un vendedor de "pan con lechón".
La elaboración de alimentos, categoría que incluye las cafeterías y los restaurantes conocidos popularmente como "paladares", concita junto al transporte de carga y pasajeros y el arrendamiento de viviendas la mayor cantidad de trabajadores autónomos. Según datos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, al cierre de julio más de 57 mil cubanos se dedicaban a "elaborar alimentos", cifra que representa el 12 por ciento del total de cuentapropistas registrados en la Isla.  

La prensa independiente ha reportado que en La Habana, con la apertura de más de 400 paladares, un millar de cafeterías y decenas de dulcerías y bares privados por toda la ciudad, ha ido quedando arrinconada la gastronomía estatal, conocida por su monotonía, pobre oferta, y servicio malo y truculento.

vendredi 19 septembre 2014

Catorce llaves para los candados que deprimen la economía

PEDRO CAMPOS | La Habana | DDC

Crece poquísimo el PIB y son de récord las cifras de quienes emigran arriesgando su vida. ¿Qué habría que hacer si de veras se quiere estimular la economía en Cuba?

El bajísimo crecimiento del PIB (0,6 %) en el primer semestre de este año, reconocido por el Gobierno, ha evidenciado la insuficiencia de las medidas de la "actualización" para estimular la economía y ha generado un aumento de las críticas entre los economistas del patio.

Paralelamente, es espeluznante la cantidad de cubanos que se van a EEUU vía México o arriesgando sus vidas en el Estrecho de La Florida. Según datos del Servicio de Migración de EEUU, en los últimos 12 meses 14.000 cubanos han cruzado la frontera por México y 2.000 han sido interceptados en alta mar por guardacostas norteamericano. Cifras récord en el último lustro.

Estos elementos, unidos al envejecimiento y disminución de la población, deben ser suficientes para que todos los interesados en hacer avanzar la economía cubana, especialmente los responsables de "conducirla", piensen en la necesidad de implementar otras medidas. Haciendo lo mismo, no puede haber resultados diferentes.

El presidente Raúl Castro, los directivos de la "actualización" y muchos economistas cubanos han reconocido la necesidad de liberar las fuerzas productivas. Si se hiciera una encuesta, probablemente la gran mayoría de los ciudadanos, también. ¿Entonces, a qué se espera?

Pero una real  liberación de las fuerzas productivas implica libertad de comercio en su más amplio sentido, algo que la burocracia  no acepta porque afectaría su control sobre el mercado, como evidenciaron los últimos dictados de la Aduana, encaminados a preservar el monopolio estatal-militar de la compraventa de ropas, calzados y equipos electrodomésticos.

Estas propuestas que hago son una contribución al debate actual sobre los pobres resultados económicos alcanzados en este año. En caso de aplicarse integralmente, estarían dirigidas a fomentar la producción, aumentar la presencia de artículos de amplio consumo en el mercado nacional, liberar el intercambio entre las distintas formas de producción existentes, estimular la circulación monetaria, mejorar el poder adquisitivo  de la moneda nacional y la capacidad de compra de los ciudadanos, bajar los precios y acercar la economía al control de los de abajo.

Estas son catorce llaves para abrir los candados que actualmente mantienen encerradas las fuerzas productivas y deprimen la economía cubana.

1. Liberación del comercio interno de todas las trabas actuales, los controles y precios de Acopio y demás entidades burocráticas. Que el queso de Camagüey se venda libremente en La Habana y que se permita todo tipo de establecimiento de venta de productos agrícolas, industriales, artesanales y de servicios, solo con el pago mínimo de impuestos. Los precios deben responder todos a acuerdos entre vendedores y compradores.

2. Liberación de todas las trabas al mercado externo, de manera que todo el cubano que desee importar o exportar algún producto, sea con fines de consumo o mercantil, pueda realizar esas operaciones con un mínimo de controles y pago de impuestos.

3. Modificar la actual política impositiva que restringe la expansión del cuentapropismo y reducir la carga solamente a las utilidades y no a los ingresos como se hace actualmente.

4. Liberar todo el trabajo por cuenta propia para todos los profesionales incluidos médicos, arquitectos, ingenieros, etc.

5. Liberar la creación de cooperativas autónomas de todo tipo y eliminarles los permisos burocráticos y los impuestos por los primeros tres años. Las cooperativas solo deberían presentar una carta de constitución, con los datos básicos sobre capital, miembros y aceptación de los principios internacionales del cooperativismo.

6. Posibilitar que organismos internacionales realicen préstamos directos y faciliten maquinarias y equipos a las cooperativas, partiendo del principio de que el cooperativismo es el alma del socialismo.

7. Entregar las empresas estatales a la autogestión de los trabajadores, con plena autonomía para comprar, vender y recibir créditos, de manera que sean los colectivos laborales los que elijan las administraciones, organicen y controlen la gestión y distribuyan una parte de las ganancias entre sus miembros, luego de separar la parte correspondiente a la reproducción ampliada y los pagos de impuestos.

8. Entregar en propiedad, o por medio de un crédito a pagar por plazos, las tierras dadas en usufructo a los nuevos pequeños campesinos, de manera que sientan seguridad a largo plazo para las inversiones que deben hacer en viviendas, almacenes, regadíos, mejoramiento de tierras, compra de maquinarias, etc., y eliminar la obligatoriedad de incorporarse a una "cooperativa de créditos y servicios", en verdad un mecanismo estatal para controlarles las siembras y ventas de sus productos.

9. Establecer regulaciones para las empresas privadas que explotan trabajo asalariado, a fin de garantizar los derechos de los trabajadores, como la participación de los mismos en parte de las ganancias además de los salarios mensuales, contratos colectivos de trabajo, creación de sindicatos libres para defender sus derechos, pago de seguridad social, descanso retribuido, jornadas semanales de 40 horas, pagos de horas extras, transporte y comedores obreros a bajos precios y otros que precisen los trabajadores.

10. Libertad para anunciar productos, buscar clientes y fuentes de materias primas, dentro y fuera del país, lo que demanda una internet de amplio acceso y libertad para la prensa comercial.

11. Acabar de eliminar la doble moneda y establecer tasas de cambios más móviles del peso cubano con relación a las divisas internacionales.

12. El Estado no debe administrar empresas, salvo la de servicios básicos de agua y electricidad, cuyas entidades deben pagar a sus trabajadores una parte de las ganancias, además de estipendios mensuales. Los ingresos del Estado, la provincia y el municipio deben provenir de los impuestos que serán administrados transparentemente a todos los niveles bajo control de los órganos de poder popular y rendiciones de cuentas periódicas a sus correspondientes ciudadanos.

13. La salud y la educación se mantendrían subsidiadas por el Estado, garantizando salud y educación para todos; pero se permitiría a los trabajadores de la salud crear clínicas mutuales propias, autónomas, administradas por el colectivo médico y poner consultorios particulares hasta para realizar cirugías menores. Grupos de maestros podrían también crear escuelas de patronato administrado por el claustro de profesores que, además de llevar el plan general de educación aprobado por de MINED, incorporen otros tipos de enseñanzas complementarias o especializadas. Clínicas mutuales y escuelas particulares cobrarían por sus servicios a sus clientes de acuerdo mutuo y pagarían impuestos sobre sus ganancias.

14. Municipalización de la administración pública y de los poderes actualmente concentrados en el Estado, con una real descentralización que vaya desde el control de los impuestos, creación y administración de presupuesto, hasta el control sobre los órganos policiacos locales, administración de justicia y demás controles estrictamente necesarios para el desenvolvimiento autónomo a nivel comunitario.

Estas y otras medidas encaminadas a destrabar la economía, socializarla y acercarla más al control ciudadano y con miras a la democratizar de la sociedad, como la libertad de expresión y asociación, la separación de los poderes, la elección directa y democrática de todos los cargos públicos, deberían tomarse sin mucha dilación para evitar males peores. Además se hace impostergable el amplio debate democrático nacional, que abra el camino a una nueva constituyente, cada día más necesaria.

¿Y el bloqueo-embargo norteamericano? Ya se han explicado sus implicaciones directas e indirectas en todo este estancamiento, pero como suspenderlo no depende de nosotros los cubanos, lo mejor es concentrarnos en romper el que sí podemos eliminar, el bloqueo interno que obstaculiza el desenvolvimiento de la economía popular. Quizás sin este bloqueo interno, el otro se caiga por su propio peso.

lundi 15 septembre 2014

Miami, el mercado proxy de Cuba

CLIVE RUDD FERNÁNDEZ | Londres | DDC

¿Faltan uniformes escolares o piezas de autos soviéticos en Cuba? En Miami pueden encontrarse uniformes venidos de China y piezas venidas de Rusia que rompen el bloqueo del régimen castrista contra el pueblo cubano.


Hay pocas cosas en venta que tienen un alto valor de uso solamente en Cuba y valen nada o casi nada en el resto del mundo. Entre esos productos podemos contar piezas de viejos Ladas, Moscovich, Karpaty y Minsk, entre otros.

Estas piezas de repuesto de arcaicos modelos soviéticos de transporte o del antiguo bloque socialista de Europa del Este no se encuentran fácilmente en su mercado natural, Cuba. Se encuentran en Miami, el mercado proxy de la Isla.

Una tienda en la calle Flagler esquina a la avenida 57 de Miami tiene una muy interesante variedad de estos productos a la venta de sus clientes.

Miami se ha convertido con el paso del tiempo y de la destrucción del mercado libre cubano en el lugar donde se pueden encontrar productos que solo el mercado cubano necesita.

Hace un par de días nos sorprendió uno de esos productos anacrónicos en Estados Unidos: los uniformes rojos para las escuelas primarias de Cuba. Una tienda en Hialeah está importando en grandes cantidades estos uniformes desde China, dada la escasez de ellos que existe en la Isla y su racionamiento: un estudiante en Cuba puede adquirir solamente un uniforme al año.

La variedad de productos y servicios que escasean o no existen en Cuba es extensa y la aduana cubana ha creado limitaciones en la cantidad y tipo de importaciones para mantener su monopolio en la mayoría de esos mercados.

Las piezas de repuesto de Ladas y Moscovich que se venden en la calle Flagler de Miami provienen de Rusia y los uniformes que se venden en Hialeah provienen de China. Ambos países son fuertes aliados del Gobierno cubano y están exentos del embargo comercial estadounidense. La razón por la que estos productos no se vendan en cualquier ciudad de Cuba sin racionamiento es el resultado de una economía "planificada" donde los planes parecen no cuajar, porque ignoran las leyes básicas de la oferta y la demanda.

Otros productos que engrosan la lista del mercado proxy de Miami son los paquetes de novelas y revistas en pdf que circulan de mano en mano en Cuba y que fuera de la Isla tienen poco uso porque la gente simplemente tiene internet para verlas.

Eventualmente todo lo que está racionalizado en Cuba va a encontrar un mercado natural en la diáspora cubana de Miami y, por supuesto, debemos esperar medidas aduanales fuertes de un régimen al que no le agrada que estemos rompiéndole su bloqueo contra el pueblo.

La ironía de los mercados substitutos o proxy es que no entienden de política, se rigen por las leyes básicas del mercado y cuando a los niños en Cuba la maestra en el matutino de la escuela les grite a todo pulmón: "Pioneros por el comunismo", los niños responderán con sus uniformitos importados de Miami: "Seremos como el Che (y como nuestra tía Amelia que vive en Miami y nos mantiene uniformados)".

Es la guerra santa, idiotas

Es la guerra santa, idiotas

Pinchos morunos y cerveza. A la sombra de la antigua muralla de Melilla, mi interlocutor -treinta años de cómplice amistad- se recuesta en la silla y sonríe, amargo. «No se dan cuenta, esos idiotas -dice-. Es una guerra, y estamos metidos en ella. Es la tercera guerra mundial, y no se dan cuenta». Mi amigo sabe de qué habla, pues desde hace mucho es soldado en esa guerra. Soldado anónimo, sin uniforme. De los que a menudo tuvieron que dormir con una pistola debajo de la almohada. «Es una guerra -insiste metiendo el bigote en la espuma de la cerveza-. Y la estamos perdiendo por nuestra estupidez. Sonriendo al enemigo».
Mientras escucho, pienso en el enemigo. Y no necesito forzar la imaginación, pues durante parte de mi vida habité ese territorio. Costumbres, métodos, manera de ejercer la violencia. Todo me es familiar. Todo se repite, como se repite la Historia desde los tiempos de los turcos, Constantinopla y las Cruzadas. Incluso desde las Termópilas. Como se repitió en aquel Irán, donde los incautos de allí y los imbéciles de aquí aplaudían la caída del Sha y la llegada del libertador Jomeini y sus ayatollás. Como se repitió en el babeo indiscriminado ante las diversas primaveras árabes, que al final -sorpresa para los idiotas profesionales- resultaron ser preludios de muy negros inviernos. Inviernos que son de esperar, por otra parte, cuando las palabras libertad y democracia, conceptos occidentales que nuestra ignorancia nos hace creer exportables en frío, por las buenas, fiadas a la bondad del corazón humano, acaban siendo administradas por curas, imanes, sacerdotes o como queramos llamarlos, fanáticos con turbante o sin él, que tarde o temprano hacen verdad de nuevo, entre sus también fanáticos feligreses, lo que escribió el barón Holbach en el siglo XVIII: «Cuando los hombres creen no temer más que a su dios, no se detienen en general ante nada».
Porque es la Yihad, idiotas. Es la guerra santa. Lo sabe mi amigo en Melilla, lo sé yo en mi pequeña parcela de experiencia personal, lo sabe el que haya estado allí. Lo sabe quien haya leído Historia, o sea capaz de encarar los periódicos y la tele con lucidez. Lo sabe quien busque en Internet los miles de vídeos y fotografías de ejecuciones, de cabezas cortadas, de críos mostrando sonrientes a los degollados por sus padres, de mujeres y niños violados por infieles al Islam, de adúlteras lapidadas -cómo callan en eso las ultrafeministas, tan sensibles para otras chorradas-, de criminales cortando cuellos en vivo mientras gritan «Alá Ajbar» y docenas de espectadores lo graban con sus putos teléfonos móviles. Lo sabe quien lea las pancartas que un niño musulmán -no en Iraq, sino en Australia- exhibe con el texto: «Degollad a quien insulte al Profeta». Lo sabe quien vea la pancarta exhibida por un joven estudiante musulmán -no en Damasco, sino en Londres- donde advierte: «Usaremos vuestra democracia para destruir vuestra democracia».
A Occidente, a Europa, le costó siglos de sufrimiento alcanzar la libertad de la que hoy goza. Poder ser adúltera sin que te lapiden, o blasfemar sin que te quemen o que te cuelguen de una grúa. Ponerte falda corta sin que te llamen puta. Gozamos las ventajas de esa lucha, ganada tras muchos combates contra nuestros propios fanatismos, en la que demasiada gente buena perdió la vida: combates que Occidente libró cuando era joven y aún tenía fe. Pero ahora los jóvenes son otros: el niño de la pancarta, el cortador de cabezas, el fanático dispuesto a llevarse por delante a treinta infieles e ir al Paraíso. En términos históricos, ellos son los nuevos bárbaros. Europa, donde nació la libertad, es vieja, demagoga y cobarde; mientras que el Islam radical es joven, valiente, y tiene hambre, desesperación, y los cojones, ellos y ellas, muy puestos en su sitio. Dar mala imagen en Youtube les importa un rábano: al contrario, es otra arma en su guerra. Trabajan con su dios en una mano y el terror en la otra, para su propia clientela. Para un Islam que podría ser pacífico y liberal, que a menudo lo desea, pero que nunca puede lograrlo del todo, atrapado en sus propias contradicciones socioteológicas. Creer que eso se soluciona negociando o mirando a otra parte, es mucho más que una inmensa gilipollez. Es un suicidio. Vean Internet, insisto, y díganme qué diablos vamos a negociar. Y con quién. Es una guerra, y no hay otra que afrontarla. Asumirla sin complejos. Porque el frente de combate no está sólo allí, al otro lado del televisor, sino también aquí. En el corazón mismo de Roma. Porque -creo que lo escribí hace tiempo, aunque igual no fui yo- es contradictorio, peligroso, y hasta imposible, disfrutar de las ventajas de ser romano y al mismo tiempo aplaudir a los bárbaros.    

jeudi 11 septembre 2014

Tienda de Miami vende uniformes escolares para Cuba

Tienda de Miami vende uniformes escolares para Cuba

“La gente compra los uniformes para mandarlos a Cuba, allá los niños pueden tener sólo un uniforme al año”, dijo Alan Blanco, gerente general de El Dollarazo
Obtener el uniforme escolar con el que un niño o adolescente cubano asiste a la escuela, constituye una proeza como todo lo que depende del mercado en moneda nacional dentro de la isla. Sin embargo, tal y como sucede con otros artículos de uso personal, tener un pariente en Miami, puede hacer la diferencia entre mandar los hijos a la escuela con un uniforme descolorido, o que puedan estrenar uno recién comprado. 
La tienda El Dollarazo, de Hialeah, famosa por sus ventas con grandes descuentos, también lo es para un amplio sector de la comunidad residente en el sur de la Florida porque allí pueden adquirir los uniformes para los niños de sus familiares en Cuba. 
El establecimiento Ñooo, qué barato también tiene a la venta prendas escolares. 
Unos 1.200 piezas de vestir para uso escolar se venden cada año en este comercio, ubicado en la 1601 del oeste y la 8 avenida en Hialeah. El precio de un pantalón por ejemplo, es de 5 dólares, mientras una saya de niña puede costar 10 dólares y las blusas y camisas pueden llegar a costar de 2 a 4 dólares, según la calidad del tejido. 
Según Alan Blanco, gerente general de la tienda, los propios clientes comenzaron a solicitar este tipo de pieza de vestir y cuando vieron que creció la demanda, decidieron importar la mercancía en grandes cantidades desde China. 
“El uniforme que usan los niños cubanos no se parece en nada al que se usa en Estados Unidos”, precisó Blanco. “La gente lo pedía y debido a tantas solicitudes que recibimos decidimos importarlos desde hace unos años ya”. 
Según Blanco, durante el verano se registra el mayor número de clientes, “la gente compra los uniformes para mandarlos a Cuba, allá los niños pueden tener sólo un uniforme al año, por eso nos convertimos en una opción para las familias. Desde que ofrecemos el producto nos sentimos muy satisfechos de poder brindarles ese servicio a una comunidad hispana tan importante como la que reside en Hialeah”, agregó.
De recorrido en la tienda DIARIO LAS AMÉRICAS pudo dialogar con clientes que revisaban los uniformes. Precisamente, por la posibilidad de adquirirlos a tan bajo costo, lo utilizan como una alternativa para ayudar a sus familiares en la isla. 
Sobrevivir racionado 

Un estudiante cubano, a partir de la asignación que fija una cartilla de racionamiento, tiene la posibilidad de adquirir sólo un uniforme al año, y si está en el grado terminal de un nivel de enseñanza como 9no o 12mo grados, se ve obligado a escoger entre comprar saya o pantalón nuevo, o decidir si le hace más falta una blusa o camisa. 
Además del cupón disponible en la libreta de productos industriales, para comprar el uniforme la escuela debe emitir un documento de autorización. Ante tantas restricciones, el mercado subterráneo que comercia piezas de uniforme en Cuba, valora en unos 100 pesos cubanos (alrededor de 4 dólares) un uniforme completo. 
El salario promedio mensual de un trabajador cubano oscila en los 350 

vendredi 5 septembre 2014

¡Aquí ya no manda Fidel Castro!

Carlos Alonso Zaldívar, embajador de España en Cuba entre 2004 y 2009 asegura que en la isla no manda Fidel Castro.


Carlos Alonso Zaldívar en uno de los actos que presidió como embajador español en Cuba.
Carlos Alonso Zaldívar en uno de los actos que presidió como embajador español en Cuba.
En una extensa entrevista concedida a Dario Valcárcel y Aurea Moltó para el sitio que ambos dirigen, www.politicaexterior.com,  el diplomático explicó: “El día que Fidel se vistió de chándal lanzó un mensaje al mundo diciendo “yo he dejado de mandar”. Ese mensaje lo entendieron los cubanos. Fidel sin verde olivo no era el comandante en jefe. Lo curioso es que muy pocos en el resto del mundo se dieran cuenta. Ahora manda Raúl con su grupo de fieles, que lo son por lealtad y porque su edad y/o falta de relaciones externas les impide tener una agenda propia. Raúl ha creado un grupo de leales que además no tienen capacidad de hacer otra política diferente a la suya. Díaz-Canel puede mandar mañana, según vayan las cosas.”

El embajador opina que Raúl Castro busca cambiar Cuba sin perder el control. “Su problema no es cambiar, su problema es mantener el control del cambio" y su gran reto es hacer el país más productivo sin lanzar a la indigencia a millones de personas.

En un punto de la entrevista, valoró que entre los impedimentos para el crecimiento de Cuba están la "hemorragia de jóvenes cualificados que se van" y un sistema económico disparatado del cual no se puede decir "en qué medida es socialista o capitalista".

De su experiencia en la isla ha valorado que la Iglesia Católica cubana trabaja por el cambio pacífico que desea la mayoría de los cubanos y considera que esta institución está próxima a comunidades populares de la Isla y que guarda intereses similares a los de la diplomacia española. "El análisis del cardenal Jaime Ortega siempre ha sido muy similar al de España. La iglesia se entendió siempre con Fidel. Cuando entró Raúl la iglesia tuvo miedo, porque el entendimiento con Fidel era muy personal. Hoy está claro que con Raúl también se entiende. Esto contribuye y empuja el cambio pacífico".

Sobre el descontento con el gobierno se atrevió a asegurar que "Nadie dentro de la Isla organiza un cambio violento" y que en realidad "quien no soporta el régimen, prefiere el exilio al enfrentamiento".

El diplomático mencionó que hay discrepancias ideológicas y políticas en el Partido Comunista, en algún sector del ejército y de la Policía Nacional Revolucionaria.

Sobre la oposición formal asegura esta no trabaja con campesinos, obreros, estudiantes ni trata de organizar a los sectores descontentos de la sociedad, sino que se dedica a "exportar crítica política contra el régimen para generar fuera presiones más contundentes contra él. Por eso sus campos de actividad son las embajadas y agencias de prensa, y no los centros de trabajo o de estudio".

"Ese tipo de oposición vive de subvenciones de programas promovidos por los anticastristas de Miami y no puede canalizar el descontento interno. De hecho, se está desvaneciendo; Oswaldo Payá, su representante con más talla moral, ha muerto. Y además ha aparecido una nueva oposición que ha eclipsado a la vieja. Se llama Yoani Sánchez. Ella no acepta lo que acabo de decir, pero lo ha hecho", opina el embajador.

Alonso Zaldívar considera que la más dura crítica a los resultados de la Revolución Cubana es que después de 50 años, "los cubanos que cumplen la ley no pueden vivir dignamente. Es una crítica demoledora. Lo diré más claro: para subsistir, los cubanos tienen que robar".